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¿Un divorcio de Estado?
La ruptura del matrimonio de los duques de Lugo abre interrogantes sobre la custodia legal de los hijos de la pareja y el estatus social de Jaime de Marichalar.
LOLA GALÁN 13/09/2008
Elena María Isabel Dominica de Silos de Borbón y Grecia se dispone a recuperar su soltería. Cerca de cumplirse un año desde que La Zarzuela anunciara en noviembre el "cese temporal de la convivencia" entre la Infanta y Jaime de Marichalar, la maquinaria legal del divorcio parece estar en marcha.
Elena ha cambiado de empleo; a partir de ahora trabajará para la Fundación Mapfre.
Y ha retomado su vieja afición por la hípica. Cambios que presagian un nuevo estado civil, pese al espeso silencio que rodea al asunto, al secretismo con el que se conducen los implicados en esta historia.
Uría y Menéndez, una de las mayores firmas de la abogacía española, con 500 letrados, "no confirma ni desmiente" tener en sus manos los asuntos de la primogénita de los reyes de España, que cumplirá el próximo 20 de diciembre 45 años.
La discreción es esencial.
Tampoco Concha Sierra, la más afamada abogada matrimonialista española, y probablemente la más veterana -se colegió en Madrid en 1951-, está dispuesta a admitir que se ocupa de los intereses de Marichalar.
Unos y otros se defienden de la curiosidad cada vez más agresiva de los medios, olvidando que en este caso hay aspectos que trascienden el interés amarillista.
Después de todo, Elena de Borbón ocupa la cuarta posición en la línea sucesoria a la Corona, y sus hijos, Felipe Juan Froilán, de 10 años, y Victoria Federica, de 8, le siguen en el escalafón.
¿Será el divorcio de sus padres una cuestión de Estado, con lo que la educación y la custodia de los niños quedarían en el ámbito de la familia real, o un litigio de ordinaria justicia civil?
"Son nietos del Rey, están en la línea sucesoria, y todos los aspectos de su vida, su educación y su seguridad, quedarán a cargo de la Casa del Rey o serán tutelados por el Rey", opina José Luis Sampedro, vicepresidente de la Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria.
Un punto de vista que no comparten todos los expertos.
"En principio, en España no existe una lista de orden de sucesión al trono", dice Alfonso Ceballos, profesor de la Universidad Camilo José Cela y especialista en temas nobiliarios.
"Los hijos de la infanta Elena estarán en 5ª y 6ª posición en esa línea, pero no son miembros de la familia real, sino de la familia del Rey, una diferencia importante que se estableció en el decreto de 1987, que regula los títulos"·
El texto al que alude Ceballos establece una división entre "los Infantes", con derecho a tratamiento de "alteza real", y los que no lo son y sólo pueden aspirar al tratamiento de "excelencia" y al título de grandes de España.
A este segundo nivel pertenecen los hijos de las infantas Elena y Cristina de Borbón.
Por eso, como explica un experto constitucionalista, "sólo en el caso de que una tragedia nos privara de toda la familia real, la tutela de los hijos de doña Elena de Borbón sería una cuestión de Estado".
La misma persona considera fuera de duda, por tanto, que la disolución del matrimonio que congregó a buena parte de la realeza europea y de la aristocracia española el 18 de marzo de 1995 en Sevilla será un asunto de justicia civil ordinaria.
Un divorcio normal en el que Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada, hijo de los condes de Ripalda, de 45 años de edad, podría reclamar la custodia de sus hijos.
Aunque difícilmente la obtendría, y por razones bastante ajenas a su alcurnia.
"Los niños llevan casi un año viviendo con su madre. Eso sienta un precedente que se tiene muy en cuenta en estos juicios", apunta Rosa G. Carreres, abogada matrimonialista con una larga experiencia.
Desde que la pareja se separó, en noviembre de 2007, Felipe y su hermana Victoria han vivido con su madre, primero en un chalé alquilado en la colonia Fuente del Berro, de Madrid, y posteriormente en el lujoso ático que acaba de comprarse la Infanta en el distrito de Retiro de la capital.
¿Asunto zanjado, entonces? En absoluto.
Por muy abajo que estén Felipe y Victoria Federica en el escalafón sucesorio, uno y otra están incluidos en el artículo 57.1 de la Constitución, que señala que la Corona de España es hereditaria "en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón".
Lo subraya César Aguado, profesor de Derecho Constitucional de la Autónoma de Madrid.
A su juicio, no hay duda de que la Carta Magna discrimina a favor de los portadores de derechos sucesorios. Sus cónyuges, en caso de divorcio, no tendrán los mismos derechos sobre sus hijos que cualquier padre o madre.
No sería, caso de confirmarse, la única consecuencia negativa del divorcio para Marichalar.
El hasta ahora duque de Lugo perderá el derecho a usar este título, que otorgó el Rey a su hija al casarse y es exclusivamente de la Infanta.
Y puede ver menguado su estatus laboral.
A Jaime de Marichalar, que trabajaba en París para Crédit Suisse cuando comenzó a frecuentar a Elena de Borbón, a finales de los años ochenta, se le abrieron todas las puertas del mundo financiero tras su matrimonio.
La banca suiza buscó un cargo a su altura en Madrid, y le colocó, en 1998, al frente de la Fundación Winterthur, ligada entonces a la entidad.
Todavía hoy, Marichalar es senior adviser de Crédit Suisse España y mantiene una larga lista de cargos.
Preside la Fundación AXA (que absorbió a Winterthur en 2006), y se sienta en los consejos de administración de 5 sociedades del grupo asegurador: AXA Mediterranean Holding, AXA Seguros Generales, AXA Vida, AXA Aurora Vida y AXA Winterthur Salud.
Según fuentes de este grupo, la permanencia del duque de Lugo al frente de la fundación se decidirá el 20 de noviembre, día en que está prevista la reunión del patronato para renovar o confirmar en el cargo a sus miembros, como viene haciendo cada 5 años.
Otra de las sólidas relaciones de Marichalar es la que le une desde hace años con Bernard Arnault, presidente de LVHM, una de las mayores multinacionales del lujo.
Arnault le colocó en 2004, tras la adquisición de Loewe, en el Consejo de Administración de la empresa española.
El nombre de Marichalar se asociaba ya al de la firma de subastas Phillips, adquirida por LVMH, y al de varias entidades no lucrativas relacionadas con el arte.
Por ejemplo, la Fundación Louise Blouin, creada por la empresaria canadiense del mismo nombre.
También se hizo un hueco Jaime de Marichalar en el sector inmobiliario.
Es consejero de la cementera Portland Valderribas, del grupo FCC y de la Sociedad General Inmobiliaria, propietaria de grandes centros comerciales en España y en media Europa.
¿Mantendrá sus cargos ahora que ha perdido su acceso a La Zarzuela?
"En los divorcios está estipulado que el cónyuge más perjudicado por la ruptura reciba una compensación económica", apunta la abogada Carreres.
Pero además, objeta Sampedro, "no perderá su puesto en la mayoría de esos consejos de administración porque es y será siempre el padre de los nietos del Rey".
No sería conveniente degradarle, aunque sólo fuera por sus hijos.
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