Cartas de los lectores (I)
Revisemos la ley, pero también la conciencia.
Alfonso Monje,Castelldefels.
De las situaciones injustas que se crean gracias a las leyes y sentencias judiciales, la del hombre divorciado con hijos se lleva la palma.
Amparándose en leyes escritas en tiempo del franquismo y en jueces con prejuicios machistas de la misma época --al parecer, un padre no puede cuidar tan bien de los hijos como una madre--, las sentencias judiciales dejan al divorciado con hijos en una situación económica y anímica precaria, debido a que, si no hay acuerdo entre ambos progenitores para llegar a una custodia compartida, es casi seguro que esta se otorgue a la madre.
Esto implica que la madre también se quede con el uso y disfrute del domicilio conyugal, habitualmente gravado con una hipoteca que el divorciado debe pagar, además de costearse un propio lugar para vivir.
La pensión alimenticia para los niños también sale de la temblorosa cuenta del divorciado que, si tiene suerte, podrá ver a sus hijos un día entre semana, fines de semana alternos y durante la mitad del periodo de vacaciones.
Más datos:
El divorciado con hijos sigue pagando los impuestos del domicilio, no puede desgravar a los niños de la renta y estas condiciones se mantienen hasta que los hijos se van de casa.
¿Qué mujer aboga por la custodia compartida, situación moralmente justa, si de esta manera puede vivir en un domicilio pagando la mitad de lo que vale y ve incrementada su cuenta corriente cada mes?
¿No es hora de cambiar la ley y la mentalidad?
Una separación no es un delito por el que uno deba pagar una condena, es algo que pasa y cuya resolución ha de ser justa para todos, a la luz de la igualdad de derechos sin discriminación de sexo.
Negar la custodia compartida y adjudicarla a la madre por defecto es negar también esta igualdad.
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