Como sienten los niños el divorcio.
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En general, los niños sienten lo mismo que un adulto frente a una situación difícil.
Esto es tristeza, miedo, confusión, desorientación, soledad y temor al abandono.
Ello les crea inseguridad y angustia porque pueden llegar a pensar que si uno de sus padres se marchó, el otro también puede hacerlo, y se apegan de forma exagerada a uno de ellos.
También sienten inquietud y confusión frente a la posibilidad que sus padres lleguen a tener nuevas parejas.
Cuando esto sucede es preciso reforzar su autoestima, darles más afecto, demostrarles que siguen siendo importantes, que no van a ser desplazados.
Expresiones como: “Aunque no puedo vivir con tu madre (padre), ambos te queremos. Nada puede cambiar eso”, les da seguridad de que, por encima de todo, cuentan con el cariño de sus padres.
Los niños tienen momentos de esparcimiento en los que ríen, juegan y comparten con sus amigos. Esto le permite poner sus afectos y energía en otras personas y actividades.
Al igual que los adultos pueden tener ratos de pesimismo y perder temporalmente la fe en que la vida se normalice.
Pueden expresar cosas como “para que tanto esfuerzo si ya no hay nada que hacer”.
Al mismo tiempo crear escenas en su imaginación en las que idealizan un final feliz y pueden hacer preguntas como “cierto mami que papi va a volver y vamos a estar todos juntos otra vez”.
Por otra parte, es posible que durante el proceso, o después de la separación manifiesten cierto desprendimiento emocional que a simple vista pareciera indiferencia, o por el contrario podrían evidenciar un apego excesivo por miedo a un nuevo abandono.
Algunos pueden presentar trastornos del sueno (pesadillas, insomnio, terrores nocturnos o miedo a dormir solo), de alimentación (comer en exceso o dejar de comer), de los hábitos (perder el control de esfínteres, volver a chuparse el dedo u otras conductas que no corresponden a su edad).
Pueden desarrollar tics nerviosos o enfermarse con frecuencia (padecen fiebres, gripa o alergias), porque las defensas inmunológicas disminuyen debido a las tensiones.
Igualmente, es probable que se afecte su rendimiento escolar por la dificultad para prestar atención al cambio en sus hábitos de estudio.
Pueden mostrarse irritables o susceptibles con sus compañeros y profesores y tener problemas de adaptación escolar.
Es importante tener en cuenta que la forma en que expresan estas emociones no siempre es abierta y explicita, sino más bien que se presenta en cambios de conducta, de ánimo o afectos. Por: María Elena López
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