Revista Elle: http://www.elle.orange.es/elle/salud/173721.html
COSAS QUE COPIAR A LOS DIVORCIADOS
niños a tiempo parcial, amigos para salir una noche, aficiones por separado... no todo son desventajas en las separaciones. Sacar lo mejor de cada situación resulta útil.
POR PALOMA LEYRA
No es imprescindible mezclar placeres: dormir en diagonal puede ser uno de ellos, además evitarás los tapones de los oídos o que te dejen sin edredón.
1 RECUPERAR EL ESPACIO VITAL
Es muy beneficioso separarse físicamente de vez en cuando, aunque sólo sea para echarse un poco de menos. Muchas parejas achacan los problemas a la falta de este espacio vital, ya sea real o metafórico. ¿Necesitas estar a solas para leer? ¿Él es un loco de la escalada y el aire libre? Cada cual mide el espacio de una manera distinta: respétalo. Darse un respiro no es sólo una manera de hablar. Evita los agobios y comprobarás que la posibilidad de tener un lugar propio os hace más felices.
2 HACER TERAPIA DE PAREJA
Es útil, aunque no te haga falta. Hablar, mantener la comunicación con tu chico... ya sabemos que es indispensable. Pero a veces la rutina convierte pequeños hábitos cotidianos en una fuente de conflictos: las manías, las obsesiones, el miedo o la desconfianza pueden aflorar en cualquier momento. Si hay parejas que acuden a clases de baile, ¿por qué no recurrir también en pareja a una terapia? La ayuda de un profesional en ocasiones sirve para poner sobre la mesa cuestiones que uno ya ni valora. Además, contribuye a relativizar los pequeños conflictos y cataliza las tensiones. No tengas prejuicios, puede ser divertido.
3 TENER AMIGOS PROPIOS
Dos siempre mejor que uno. Está muy bien considerar amigos a los amigos de tu pareja, pero es importante dejar sitio para las amistades individuales y, además, evita adquirir obligaciones afectivas. ¿Que tu chico no aguanta mucho a tus amiguitas del colegio? Pues no le tortures: queda con ellas sin él. Te lo agradecerá y, además, apreciará esa subida de autoestima que provoca mantener la propia identidad. Además, conviene no dejarse alienar por la personalidad del otro. Cuida a tus amigos, enriquecen tu vida, y, en caso de que las cosas vayan mal, pueden llegar a ser tu tabla de salvación.
4 REPARTIRSE LOS NIÑOS
O sea, liberarse algún fin de semana para tener la sensación de que el mundo todavía es ancho y largo. Poder repartirse de vez en cuando la custodia de los más pequeños te permitirá disfrutar de algunos placeres, como hacerte la manicura, dormir la siesta u hojear tranquilamente esta revista sin temor a que el salón acabe lleno de bolitas de papel. Vaya, que un poco de paz sabe a gloria. Y sentirás aquello que cantaba Kiko Veneno: «Lo mismo te echo de menos, que antes te echaba de más…».
5 OTROS PLANES NOCTURNOS
Reinventa el caduco concepto de amigotes para una juerga y deja de imaginar que cada vez que tu chico sale le da por hacer el cafre en una discoteca comentando el escote de la rubia de la barra. Todos hemos visto a esos especímenes desaforados que en cuanto tienen una ocasión de liberarse de las parientas salen como lobos en busca de piezas, aunque sus trofeos sean más bien imaginarios. Pues bien, no se trata de emular esos códigos, sino de ser más imaginativos en los planes por separado. Por ejemplo: ¿por qué no ir a un concierto? ¿Acaso no echas de menos salir a bailar? Inténtalo, es sanísimo y mantiene en forma.
6 CADA UNO CON SU FAMILIA
No hay nada como la prudencia en los extremos. A los amigos los elegimos, pero no a las familias. Uno se empareja y en el paquete llega un cargamento extra en forma de tíos, primos, hermanos, suegra... Mide bien con quién compartes tu tiempo, pero sobre todo cuánto. A la vieja máxima de que cada palo aguante su vela conviene añadir que resulta un alivio que el tiempo con la familia no sea obligado para los dos. ¿Que tu suegra quiere ver a su nenito? Fantástico: él puede ir a comer con ella y hasta quedarse a merendar, mientras tú te tomas un respirito y te ahorras las batallitas del abuelo.
7 CUENTAS DISTINTAS
Olvídate de «lo tuyo es mío y lo mío es tuyo». Lo tuyo es tuyo y lo nuestro es de los dos: es decir, mantén una cuenta conjunta para los gastos comunes, pero ten a buen recaudo tu dinerito propio. De ese modo cada uno será responsable de lo suyo, a la vez que velará por los intereses comunes. Y ser previsor no está mal: en caso de separación te ahorrará algunos incómodos trámites. De paso, evitarás que puedan reprocharte que esos maravillosos botines te costaron casi 1.000 euros.
8 HABLAR BIEN DEL OTRO
No es que abunden los divorciados que hablan bien de sus ex, pero haberlos, haylos. Sobre todo, cuando hay niños por medio. Es un ejercicio sanísimo: habla bien de tu pareja en su ausencia. Y si no eres capaz de destacar sus virtudes, es mejor que te calles. En general quien habla mal del otro es un poco infeliz, pero sobre todo dice muy poco de sí mismo. Una parte de la relación se construye sobre la admiración mutua, aunque a veces es frecuente demonizar al otro en conversaciones frívolas. Para querer hace falta creer. Convéncete de que tu pareja es lo mejor que te ha pasado en el mundo. Y si no lo es, al menos ayuda.
9 EN CAMAS SEPARADAS
Este invento data de la antigüedad, aunque la tradición judeocristiana impusiera la norma de que compartir el mismo lecho fuera una obligación marital. Pero la sexualidad es otra cosa, y nadie ha dicho que sea imprescindible mezclar placeres. Dormir en diagonal puede ser uno de ellos. De modo que si tu pareja ronca o rechina los dientes, poner un cuarto o una cama de por medio puede ser una buena solución. Evitarás los incómodos tapones de oídos o que te dejen sin edredón en mitad de la noche. Y eso no quita para que un asalto nocturno al sitio del otro pueda resultar una estimulante aventura conyugal...
Reportaje completo en la edición impresa [ ELLE nº 245 ].
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