sábado, 30 de abril de 2016

La "invisibilidad" de la violencia entre parejas gais y lesbianas,

El 'outing' o 'sacar del armario' es una de las amenazas más comúnes entre las parejas homosexuales. Getty Images/iStockphoto



Piden los mismos derechos que tienen las mujeres maltratadas por hombres. Exigen una "visibilización social" del fenómeno y la contabilización de casos. Denuncian su doble discriminación: como homosexuales y maltratados.



La violencia física y psicológica entre parejas del mismo sexo es una "realidad invisible" que sufren los gais y lesbianas, que exigen un tratamiento “específico” del problema, recursos para atender a las víctimas y la visibilización social de un fenómeno sobre el que no hay datos oficiales ni estadísticas.
Así lo denuncian organizaciones que defienden sus derechos como COLEGAS (Confederación de colectivos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), COGAM (Colectivo de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales de Madrid) y la FELGTB (Federación estatal de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales).
Este tipo de violencia se considera doméstica o intragénero y las víctimas que la sufren no pueden acogerse a los recursos asistenciales que establece la ley integral contra la violencia de género, ya que esta norma se aplica en exclusiva al maltrato de un hombre hacia una mujer en el ámbito de la pareja o expareja, entendida esta como violencia machista. 
Piden órdenes de protección rápidas y casas de acogida
De esta manera, cuando una persona homosexual acude a denunciar un maltrato por parte de su pareja no se activan los protocolos sanitarios, jurídicos y psicológicos comunes que sí se ponen en marcha en los casos de violencia de género.
Estos colectivos exigen que estas víctimas de malos tratos tengan derecho, al igual que las mujeres heterosexuales, a una orden de protección rápida, a acudir a una casa de acogida y a asesoramiento psicológico y legal cuando quieren denunciar, así como al resto de derechos y recursos de los que disponen las mujeres maltratadas por hombres.
La reciente detención de un hombre como presunto autor de la muerte de su marido, el actor Koldo Losada, que fue hallado muerto en su domicilio de Bilbao con un fuerte golpe en la cabeza, ha hecho que, una vez más, estas organizaciones exijan una legislación específica.
“Sufrimos una doble discriminación, como homosexuales y como maltratados.¿Por qué si se nos consideró en 2005 matrimonios de 1ª, padecemos una violencia doméstica de segunda?”, asegura a RTVE.es el presidente de COLEGAS, Paco Martínez.
"La violencia y el odio no pueden tener respuestas diferentes dependiendo de la orientación sexual de la pareja", añade. 
La protección penal es menor ante determinados delitos
El magistrado del Juzgado de la Violencia sobre la Mujer nº 8 de Madrid, Francisco Javier Pérez-Olleros, considera que los gais y lesbianas maltratados tienen una mayor desprotección: Una mujer heterosexual denuncia directamente en un Juzgado de Violencia sobre la Mujer mientras que una lesbiana debe hacerlo en un juzgado ordinario. No hay mejor ejemplo que este, es muy injusto”, apunta.
La orden de protección se puede dictar desde un juzgado no especializado pero no con la misma celeridad que cuando se establece el protocolo de violencia de género”, dice el juez, que explica además que, aunque las consecuencias penales ante un asesinato serán las mismas en casos de parejas heterosexuales que homosexuales, la protección penal es menor en determinados delitos como amenazas leves sin arma o en maltratos ocasionales.
Las asociaciones aseguran que en las casas de acogida se ha aceptado en algún caso a alguna lesbiana maltratada y que también se les ha dado apoyo psicológico aunque de forma “no oficial” y solo por ser mujer. "¿Pero qué pasa con los gais que no tienen dónde ir?", se preguntan. 
"No es violencia de género"
Las organizaciones abogan porque se articule una ley específica para estas parejas. Así lo creen COGAM y la FELGTB. COLEGAS ve bien una ley propia pero también defiende la opción de modificar la ley integral contra la violencia de género de 2004 abriendo así el paraguas a todo tipo de maltrato en el ámbito de la pareja.
Este último colectivo es el único de los consultados que ve un “factor de género” en el maltrato homosexual porque, a su juicio, no solo hay que tener en cuenta una cuestión de sexo biológico sino “construcciones culturales de género”. COGAM y FELGTB afirman, tajantes, que las diferencias con la violencia machista "están claras".
Lo nuestro es violencia pero no de género porque no se da la supremacía machista que es el germen del maltrato de un hombre a una mujer”, explica a RTVE.es la presidenta de FELGTB, Boti García Rodrigo, quien cree que incluir estos casos en ese marco y esa ley “no tiene ningún sentido”.
Coincide la presidenta de COGAM, Esperanza Montero, que también aboga por diferenciar ambos maltratos, aunque lógicamente ven características similares.
Todos coinciden, eso sí, en que las medidas de protección deben ser las mismas y en que el debate no debe centrarse en dar nombre a esta violencia sino en conseguir que, de la misma manera que hace 10 años se alcanzó el consenso para proteger de una forma integral a las mujeres maltratadas por sus parejas o exparejas masculinas, ahora se estudie este fenómeno y se dote a los afectados de una protección y atención "adecuada".
Desde el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género también aseguran que en estas relaciones "no se da el escalón de dominación de un género sobre otro, no existe el sometimiento de la mujer al hombre" y recuerdan que la violencia de género es "producto de la desigualdad arraigada ancestralmente en nuestra conciencia social". 
De esta manera, la iniciativa anunciada esta misma semana por el Gobierno de Extremadura de equiparar el maltrato entre parejas del mismo sexo a la violencia de género en una futura ley de igualdad autonómica solo es defendida por COLEGAS.
El Observatorio dice incluso que puede "crear confusión sobre la verdadera dimensión y los orígenes de la violencia machista y desvirtuar el avance hacia la completa igualdad de géneros".
El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, llegó a puntualizar en la presentación de la iniciativa que "reconocer este problema como violencia de género no es decir que lo sea". Y añadió: "Es violencia doméstica pero merece el mismo tratamiento para que la igualdad sea total, integral y efectiva".
El magistrado especializado en violencia de género aboga por la aprobación de una ley global de protección de la pareja y la familia “en un sentido amplio” que defienda "por igual" a las víctimas de todas las orientaciones sexuales. 
El 'outing' o la amenaza de “sacar del armario”
Si me dejas, le cuento a todo el mundo que eres homosexual”. Es una de las amenazas más frecuentes que se dan en estas situaciones de maltrato, según explican todas las asociaciones, que lamentan que son muy pocos los que se atreven a denunciar.
“Es un elemento de chantaje psicológico muy potente que lógicamente no se da en los heterosexuales. Muchos viven su condición sexual en secreto y la amenaza de que les saquen del armario sin quererlo aumenta el miedo”, explica Esperanza Montero, de COGAM.
En la violencia entre las parejas del mismo sexo, además de rasgos comúnes como los celos, el control, la obsesión del maltratador y la falta de autoestima por parte de la víctima; se producen ataques homófobos o lesbófobos, apuntan en un informe de FELGTB.
Así, argumentos del tipo “a los gais no nos quieren en ningún sitio, así que más vale que te quedes conmigo” son interiorizados por las víctimas que, en muchos casos, a lo largo de su vida ya han sufrido humillaciones, insultos, amenazas o ataques desde la infancia o la adolescencia.
Ante la ausencia de datos oficiales, en FELDTB analizaron en 2011 medio centenar de casos de violencia entre parejas homosexuales y entre las conclusiones que sacaron están que el 69% sufría violencia psicológica (sobre todo, comentarios despectivos sobre el aspecto y la orientación sexual, insultos y amenazas con descubrir la condición sexual), un 22% sufría golpes, palizas, empujones o zarandeos y un 5% acoso.
Llama la atención en este informe que un 1% de los consultados relataron que habían sido amenazados por sus parejas con contar que eran seropositivos.
Otro de los datos que destacan es que en esa muestra existía una mayor frecuencia de violencia física en los gais y de maltrato psicológico en lesbianas, pero reconocen que son datos aislados y exigen que se analice este problema y se luche contra él con el mismo consenso con el que se hace con la violencia machista.

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