jueves, 28 de abril de 2016

Juez retrogado sobre el divorcio y los hijos

“Es mejor que el juez decida sobre los hijos”

Y. TENA SOLA-VERA , 27/04/2016 
El juez de Familia de Castellón, José Luis Conde-Pumpido, el encargado de decidir con quién deben vivir los hijos en el caso de que los padres no se pongan de acuerdo, y quien dicta cientos de sentencias cada año, aseguró ayer a Mediterráneo que “lo mejor, desde el punto de vista legal, es que sea el juez quien decida; que el criterio del magistrado esté por encima de cualquier preferencia para que la decisión sea la acertada y beneficie siempre al menor, cuyo interés es lo más importante”.
Conde-Pumpido explicó que, en la actualidad, al existir la ley valenciana que impone la custodia compartida como medida preferente, la mitad de los divorcios acaban amistosamente, porque se han fomentado, así, los diferentes acuerdos.
EL DINERO Y EL TRABAJO.
El juez de Familia de Castellón indicó que, cuando los padres tienen ideas distintas y el divorcio es contencioso, “los jueces debemos tener en cuenta una serie de criterios como son la capacidad --tanto económica, de interés o de tiempo-- de los padres; su disponibilidad en base a la conciliación de la vida familiar y laboral; los apoyos familiares con los que cuentan --como los abuelos--, así como, en muchos casos, las preferencias de los propios niños respecto a vivir con uno o con otro”.
EL PSICÓLOGO FORENSE 
En este último sentido cobra especial protagonismo el papel del perito psicólogo forense. “Este elabora un informe sobre el menor, al que entrevista y evalúa, y, posteriormente, en el juicio, se tiene en cuenta su valoración para dictar una sentencia que beneficie siempre al menor, por encima de todo”. Y concluyó: “A veces los padres no pueden, no saben, y la custodia compartida no es lo acertado”.
Nota: ¿Decidir sobre los hijos? cunado no están especializados en temas de Familia y sobre todo, no conocen a fonda cada pareja que decide divorciarse. ¿Quieren ser dioses, unos simples funcionarios de carrera? Ni en el Siglo XVIII. Y no hablamos de lo deficiente de la Justicia española.

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