domingo, 1 de julio de 2012

El divorcio y la mediación familiar no se entienden entre sí

¿Quieres separarte pero no puedes con los costes de un divorcio?  La mediación familiar puede ser la solución que buscabas.

27/06/2012 | Cláudia Vasconcelos/la informacion.com/
Marido y esposa ya no conversan, cada día termina con una pelea, sus familias no se soportan, nunca están de acuerdo en la educación de sus hijos… 
Esos son problemas que, tras años sin resolverse, llevan muchas parejas a separarse. 
Pero, ¿cómo hacerlo de una manera menos traumática? 
Para eso están los mediadores, especialistas en resolver conflictos familiares. 
Si este es tu caso, descubre ahora cómo este profesional te puede ayudar.

Él no soporta ir a la casa de sus suegros, que le insultan. Ella se enfurece porque él no trata bien a sus padres. 
Este problema lleva años sin solución y desgasta tanto la relación de esa pareja que no hay otro remedio que separarse. 

Pero un divorcio duraría meses en extenuantes audiencias con un juez. 
Entonces entra en la escena el mediador familiar, una alternativa a las parejas que desean resolver sus conflictos de la manera más civilizada y menos dolorosa posible.

De hecho, la mayoría de las parejas que buscan la ayuda de una oficina de mediación familiar ya no tiene esperanzas de reanudar la relación.  
La falta de comunicación, los desacuerdos a la hora de decidir sobre la educación de los hijos, problemas económicos, muchos son los motivos que les conducen a acudir a un especialista en solucionar ese tipo de conflictos.
Un 60% de las parejas que recibimos se separa, pues ya llegan cuando se sienten dentro de una olla de presión, el uno acusando al otro de sus problemas. Después de un tiempo con nuestros mediadores ellos entienden que no era para tanto. Comprenden el porqué de sus peleas y así pueden llegar a un acuerdo amigable”, explica Pedro López, director del Centro de Mediación Familiar de Madrid.

La verdad es que buscar a un mediador familiar en vez de marcar una audiencia judicial tiene sus ventajas. 
“El mediador interviene de manera que cada uno pueda narrar sus problemas, siempre asegurando que haya una comunicación circular. 
Él intenta convertir una crisis en una comunicación positiva y ayudar la propia pareja a encontrar la mejor solución para su problema, de manera consensual”, esclarece Ignacio Tornel García, director del postgrado en mediación familiar de la Universidad Francisco de Vitoria.

Pero, que quede claro: la mediación familiar no es una terapia, y la mayoría de las parejas que necesita un servicio como este no se reconcilia.
 “Solo un 10% lo logra. Por otro lado, un 30% tiene que llevar su caso a un juez porque no conseguimos resolverlos”, revela López.
Y es que el español que tenía problemas con los suegros, un caso real que narramos al inicio de este texto, logró estar entre los 10% de que habla López. 
Sus suegros le descalificaban y su contragolpe venía en forma de insultos.
 Su esposa ya no soportaba ver a su familia peleándose con su marido, a quien no le daba la razón. 
Al final, pudieron entenderse tras largas sesiones con un mediador. Hoy siguen juntos.

Cuando el incendio de la relación es incontrolable y la ruptura es un camino sin regreso, el mediador actúa para evitar mayores daños y resolver temas como la custodia de los hijos y el reparto de los bienes.  
“Nosotros siempre respetamos 2 criterios básicos: la neutralidad, pues dejamos claro que no damos la razón ni a uno ni al otro, y la confidencialidad”, destaca Tornel.
“Además, el mediador hace un trabajo individualizado, mientras que el juez tiene 300 ó 400 casos y no está al tanto de los pequeños detalles, que no por pequeños dejan de ser importantes”, añade López.

En marzo de este año se publicó el Real Decreto que normaliza la mediación en la esfera civil, mercantil y procesal, y uno de sus objetivos es disminuir la carga de procesos sobre los juicios.

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