jueves, 30 de diciembre de 2010

El PP y el concepto de Parentalidad Positiva

http://www.abc.es/20100118/nacional-politica/propone-campanas-motivacion-concienciacion-20100118.html.
El PP propone campañas de motivación y concienciación para padres e hijos.
El Grupo Popular quiere que el Congreso debata una Proposición no de Ley para promover el asesoramiento a las familias para que aprendan a resolver sus conflictos


DOMINGO PÉREZ.MADRID Lunes , 18-01-10
Niños y adolescentes que maltratan a sus padres.
Padres que abandonan sus obligaciones y han dejado de ejercer como ejemplos para sus vástagos.
Fracaso escolar. Familias rotas. Caída de la natalidad. Obesidad infantil.
Abandono de las aulas. Coqueteos con las drogas desde edades muy tempranas.
El auge de la llamada Generación «nini», jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni hacen deporte y sólo piensan en divertirse.
Pequeños adictos al ordenador o a la tele. Acoso escolar.
Abusos sexuales en los centros educativos.
El botellón como principal actividad social de los menores...

Son problemas, por desgracia, muy comunes y para los que los gobernantes, cuando las buscan, sólo encuentran soluciones de tipo legislativo.
Prohibir, ordenar, regular, pero nunca aconsejar, recomendar, asesorar o informar.


Derechos y obligaciones

Por eso, Carmen Quintanilla, diputada del PP, cree que en esta cuestión «hay que legislar menos y tener más sentido práctico».
Entiende que se deben «plantear medidas para que los padres vuelvan a ejercer de padres y los hijos de hijos. Hay que decirles a ambos cuáles son sus derechos y sus obligaciones y explicarles cómo conseguirlo».


Quintanilla considera que «debe procurarse el bienestar de los niños, pero también fortalecer el respeto a los padres en los hogares. Ayudar a las familias monoparentales, a las que se encuentren en riesgo de exclusión social, a las familias rotas, pero también a la tradicional».

«Hay muchas normas -apunta-, pero todas las familias, del tipo que sean, carecen de la información necesaria para entender el comportamiento de sus hijos, para saber cómo enfrentarse a las dificultades. Han perdido las pautas de comunicación y convivencia y tienen que volver a aprenderlas».


«Eso sólo se consigue con un cambio de mentalidad -prosigue-. Tenemos un problema grave en la sociedad. Europa ya está trabajando sobre él, pero en España no arrancamos porque hay que afrontarlo como se hizo en su día con la violencia de género. Hay que concienciar y motivar a la sociedad con campañas especiales, con la publicación de guías especiales. Hay que devolver a la familia su papel protagonista».


Una propuesta que puede parecer muy obvia pero que no está tan claro que sea lo que ocurre en el día a día.
Baste la relación de ejemplos expuestos para comprobar que existe una realidad tan inquietante y tan próxima que se ha convertido en la inspiración de guionistas de programas de éxito.
Son esos experimentos televisivos que triunfan y captan audiencias cubriendo una demanda muy concreta.
Son programas que ofrece claves a padres desesperados para educar a sus hijos más pequeños y díscolos; que intentan recuperar para la vida familiar a jóvenes rebeldes, indisciplinados o violentos, o encierran a adolescentes maleducados y vagos en un reformatorio con reglas de disciplina y sistemas de educación de los años 50.


Una realidad que pone de manifiesto la necesidad de promover el asesoramiento educativo de las familias a través del establecimiento de unas pautas de trabajo con los padres y madres para potenciar las estrategias de comunicación y para informarles sobre cómo resolver los conflictos que se produce en sus hogares.

 
Una situación que ha llevado a Quintanilla a presentar una Proposición no de Ley para su debate a partir del próximo mes en la Comisión de Sanidad, Política Social y Consumo relativa a la puesta en marcha de medidas para el fomento del principio de «parentalidad positiva».
Entendido como se explica en la exposición de motivos de la Proposición parlamentaria como «el conjunto de conductas parentales que procuren el bienestar de los niños y su desarrollo integral para que puedan alcanzar los mejores logros tanto en el ámbito familiar como académico».


Un concepto que ya se aplica con éxito en Francia y otros países y que en 2006 mereció una recomendación expresa tanto del Consejo de Ministros de la Unión Europea como del Comité de Ministros del Consejo de Europa para que sus Estados miembros la aplicaran.

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