martes, 12 de enero de 2010

La disputa legal por la custodia afecta negativamente a los hijos

http://www.tendencias21.net/La-disputa-legal-por-la-custodia-afecta-negativamente-a-los-hijos_a2032.html

No sabemos lo que nos pasa y eso es lo que pasa. Ortega y Gasset.

TENDENCIAS SOCIALES
La disputa legal por la custodia afecta negativamente a los hijos.
El 25% de los hijos de padres divorciados por lo contencioso padece el Síndrome de Alienación Parental.
Los divorcios por lo contencioso afectan a 1 de cada 4 niños de una forma desmesurada por las interferencias de uno de los progenitores en la relación del otro progenitor con sus hijos, denuncia un grupo de especialistas de la Universidad de Granada.
Los niños en esta situación sufren lo que se denomina Síndrome de Alienación Parental (SAP), entre cuyos síntomas se encuentra el rechazo a uno de sus progenitores (normalmente el que no tiene la custodia).

Esta realidad social debe ser tratada debidamente una vez que se presenta, señalan los investigadores, que a su vez proponen la custodia compartida en todos los casos para evitar este tipo de problemas.

Por Yaiza Martínez. 12/01/2010
1 de cada 4 niños cuyos padres se encuentran en proceso de separación con conflictos por su custodia padece el Síndrome de Alienación Parental o SAP, un estado provocado por la manipulación de los hijos por parte de uno de los progenitores (normalmente el o la que tiene la custodia) en contra del otro progenitor y que provoca, en mayor o menor grado, el rechazo de los hijos hacia este último.

Esta realidad es la que refleja un libro titulado « Conflictos entre los padres, divorcio y desarrollo de los hijos», escrito por los profesores María Rosario Cortés, María Dolores Justicia y José Cantón Díaz, del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada.
La obra salió publicada originalmente en el año 2000, pero ha sufrido revisiones posteriores acordes con los continuos cambios sociales en lo referente al divorcio en España en los últimos años, por lo que en 2007 volvió a publicarse con nuevos datos.

La realidad de la interferencia.
El SAP es un término cargado de cierta polémica. Con él se define el proceso destinado a romper el vínculo de los hijos con uno de sus progenitores y fue propuesto por primera vez en 1985 por el también controvertido psiquiatra de la Universidad de Colombia, Richard A. Gardner.
Hoy día, la existencia de este síndrome está de hecho muy cuestionada por los profesionales: la Organización Mundial de la Salud (OMS y la Asociación Americana de Psicología, las 2 instituciones más importantes del mundo en términos de salud y trastornos mentales, no reconocen su existencia.

De cualquier forma, tal y como declaró Rosario Cortés a Tendencias21, más allá de las polémicas «lo que sin lugar a dudas sí existen son las interferencias parentales, las situaciones en que uno de los progenitores interfiere en la relación de su hijo o hija con el otro progenitor. Esto es una realidad».
Estas interferencias consisten en que uno de los padres, al que se denomina «alienante», se sirve de la custodia del hijo para realizarle un lavado de cerebro en toda regla, basado en el dogmatismo, poniéndole en contra del otro progenitor, el “alienado”.
En la mayoría de los casos, este proceso se produce de forma muy sutil, siendo frecuente que estos padres empleen frases del tipo “si yo te contara cosas de tu padre/madre…”, o hagan sentir culpables al menor por "abandonarles" simplemente por cumplir el régimen de visitas.

Síntomas del SAP
Los investigadores de la Universidad de Granada señalan que hay otras circunstancias que influyen en el desarrollo del SAP en los niños:
1.-su vulnerabilidad psicológica,
2.-la conducta y la personalidad de ambos progenitores,
3.-las dinámicas fraternales o
4.-los conflictos entre ambos padres.

Con frecuencia, suele ocurrir que el niño no sólo llegue a rechazar a su padre, sino también a toda la familia y al entorno de éste.
Abuelos, tíos, primos y las nuevas parejas del alienado se ven también afectados por este síndrome, llegando a ser prácticamente “borrados del mapa” por el niño que padece el SAP.
Los científicos aseguran que algunos síntomas en los niños permitirían detectar esta interferencia de uno de los progenitores entre la relación de sus hijos y el otro progenitor:
a.-justifican continua y sistemáticamente la actitud del padre alienante,
b.-denigran al progenitor alienado,
c.-no presentan ambivalencia en los sentimientos negativos hacia dicho progenitor,
d.-afirman que nadie los ha influenciado y que han llegado solos a adoptar esta actitud,
e.-la ausencia de culpabilidad por la denigración del progenitor ‘alienado’ o
f.-contar hechos que manifiestamente no han vivido ellos mismos sino que han escuchado a otros
Este problema se da sobre todo en niños de entre 9 y 12 años, y no se han detectado diferencias significativas por sexos, señalan los investigadores.

Posibles soluciones.
El Síndrome de Alienación Parental se produce con mucha mayor frecuencia en una situación concreta de divorcio: cuando éste es contencioso, es decir, no es de mutuo acuerdo.
En casi el 25% de esos casos los niños son obligados a odiar, aunque sea injustificadamente o sin razón, a uno de sus progenitores por medio de manipulaciones.
Al menos, según Cortés, “aunque los divorcios aumentan vertiginosamente en nuestro país, la cantidad de divorcios contenciosos ha disminuido en un 10% en los últimos años”.

Cortés señala que, en su opinión y en la de los otros autores, “la solución al problema de las interferencias parentales radicaría en otorgar a los padres la custodia compartida en todas las situaciones, incluso cuando los padres no estén de acuerdo con esta medida”.

Según la autora, “de la revisión de estudios llevados a cabo al respecto de la situación de los niños tras el divorcio se concluye que la custodia compartida es la mejor solución y que los niños se adaptan bien a ella”.
Una vez que el SAP ha sido detectado, Cortés recomienda la mediación social para el tratamiento del problema o que el juez proponga la asistencia del niño o afectado a terapia.

Yaiza Martínez

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