martes, 5 de agosto de 2008

La vivienda tras la ruptura de la pareja

http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu22974.htm
Qué hacer con el piso después de una separación

¿Qué puede hacer una pareja con su casa cuando se separa?
Si la separación es de mutuo acuerdo lo que decidan ambos.
Y si la ruptura es por vía contenciosa dependerá de si hay hijos y de la sentencia judicial.

Separación no amistosa.
En esta segunda hipótesis la ley es bastante clara.
El uso y disfrute de la vivienda se otorga al cónyuge que se queda con la custodia de los hijos, para garantizar así que los menores continúen en el hogar familiar.
En ese caso, no puede obligarse al miembro de la pareja que tenga la custodia a proceder a la venta de la vivienda, por lo que la liquidación de la Sociedad de Gananciales (o por lo menos de la vivienda familiar) debe practicarse una vez los hijos tengan independencia económica, salvo que se haga de común acuerdo.

Separación de mutuo acuerdo.
La pareja es libre de llegar a los acuerdos que estime convenientes.
Antes de tomar una decisión conviene estudiar con detenimiento todas las posibilidades:
La casa donde uno ha vivido se considera frecuentemente más que un bien, ya que los sentimientos también juegan su papel.
Aunque suene duro decirlo hay que mantener la cabeza fría y echar números. Piensa no solo en el pago mensual de la hipoteca sino también del seguro, las reparaciones, el mantenimiento, los impuestos sobre la propiedad, los servicios públicos y otros gastos varios.

Vender la casa a un tercero.
Es la mejor formula para obtener dinero fresco para los 2 miembros de la pareja.
Se trata de empezar una nueva vida con la mejor base económica posible.
Una vez que este claro cual es el precio de la vivienda tener en cuenta que hay que restar los gastos que genera su venta y la cantidad que se adeuda del crédito hipotecario, si lo hay.
Lo que queda se divide entre dos.

Vender la casa al ex.
Lo mas lógico es ponerse de acuerdo en el precio de venta y que el comprador abone la mitad. También se puede hacer una valoración de los muebles y demás enseres que se quedan en la casa y restarlos del precio de la vivienda.

¿Compraste la casa antes de casarte?
En este caso, si quieres vender una vez consumada la separación, y si hay acuerdo del matrimonio la operación no debe conllevar ningún impedimento.
Si se trata de una separación contenciosa, el juez siempre otorga el uso y disfrute de la vivienda al progenitor que se queda con los niños, sea quien sea el propietario de la casa.
Dicha situación se mantiene hasta que los menores alcancen la independencia económica.
Hasta esa fecha, el propietario de la vivienda no podrá disponer de ella.

¿Quién paga la hipoteca?
El juez puede imponer la carga de pagar la hipoteca al 50%, si es una obligación contraída por ambos cónyuges.
Puede ocurrir que el padre abandone el domicilio y tenga que seguir pagando la hipoteca.
En ese caso, a la hora de vender la vivienda, por ejemplo, cuando los hijos sean mayores de edad, también será partícipe de la revalorización de la vivienda.

Para que tú y la persona de la que te has separado recientemente podáis seguir disfrutando de la deducción por adquisición de vivienda habitual, es preciso que tras la separación esa casa siga constituyendo la vivienda habitual de ambos.

Deducción en el IRPF por adquisición de vivienda.
Para que tú y la persona de la que te has separado recientemente podáis seguir disfrutando de la deducción por adquisición de vivienda habitual, es preciso que tras la separación esa casa siga constituyendo la vivienda habitual de ambos.
Dicho de otra forma que los 2 sigáis residiendo permanentemente en la misma a pesar de haber roto el lazo conyugal.
Esto solo es posible cuando la separación es de hecho (sin que haya intervenido un juez) y, además, conlleva un pacto de buena voluntad entre la pareja: “bajo el mismo techo pero cada uno hace su vida”. (Esto actualmente no es asi.)

Otra opción es que legalmente siga siendo vuestra vivienda habitual y uno de los 2 viva en otro piso.
Se puede considerar una práctica ilegal que requiere del silencio y la complicidad del otro miembro de la pareja.

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