sábado, 14 de abril de 2007

Pro-Justicia Reprende al Ministro de Justicia

Asociación
PROJUSTICIA
infoprojusticia@yahoo.es
www.projusticia.es

Ministerio de Justicia
San Bernardo,
Madrid

Madrid, 24 de julio de 2006.


A la atención del sr. Ministro.

Tras saber de sus declaraciones en las que admite el aumento considerable de las denuncias falsas y su criterio de que es “un coste soportable", quiero expresarle mi más enérgica protesta.

Es posible que a usted le parezca soportable dado que no ha tenido que pasar por este trance si bien me consta que conoce de primera mano algunas experiencias de hombres que han sufrido las consecuencias de una denuncia falsa.

Las perjuicios de todo tipo que la denuncia falsa me ha acarreado son fáciles de narrar pero difíciles de entender si no se han vivido en propia carne.

Pérdida de honor. Salir esposado de tu propia casa ante la mirada de tus hijos y vecinos no es la mejor manera de ser considerado un ciudadano respetable. Ni el pasar a engrosar los listados de maltratadores.
Pérdida de salud. Tanto física como psíquica. La presión a la que me he visto sometido viendo como las mentiras de quien te acusa son dadas por verdades, aún habiendo documentos más que suficientes para demostrar su falsedad, no son la mejor cura para la salud de nadie.

Alejamiento de los hijos. Entre las medidas cautelares que se me han impuesto de forma injustificada, el alejamiento de mis hijos es el que más trastorno y dolor me produce.

Maltrato de mis hijos. La separación forzada e injustificada de su padre ha conllevado serios trastornos en mis hijos, entre los que se cuenta el descenso acusado en su rendimiento escolar que repercuten no sólo en su vida actual sino en la futura. Además se les ha dejado bajo la guarda y custodia de la persona que ha provocado la situación y que les está ocasionando graves consecuencias.

Síndrome de Alienación Parental. La madre de mis hijos se dedica a lavarles el cerebro en contra mía de forma que ni siquiera quieren hablar conmigo. Y ello gracias a que no puedo contarles mi versión de los hechos ni enseñarles los documentos que la avalan porque no puedo siquiera acercarme a ellos desde las medidas cautelares hasta el día de hoy.

Gastos económicos. En éstos no sólo se incluye el verme obligado a contratar los servicios de abogado y procurador sino, por ejemplo, la búsqueda de nueva vivienda bien en alquiler bien en compra y el dotarla de mobiliario y ajuar. Algo que en nuestros días no resulta precisamente barato.

Prisión. No hace falta explicar las consecuencias de pasar una temporada en prisión. Más aún cuando eres inocente de los cargos que se te imputan. Basta con pasar unas horas o unos días en el calabozo de la comisaría para conocer lo que es perder la dignidad.

Pérdida de empleo. No hizo falta entrar en prisión. Bastó la sombra de la sospecha para que fuese despedido de mi empresa. Quienes trabajan por cuenta propia pierden sus clientes aunque sólo sea por no poder atenderles mientras estás detenido.

Sombra de sospecha en el entorno. Tanto amistades como vecinos han pasado a mirarme con desconfianza cuando no con una indisimulada animadversión. Aún siendo absuelto en el proceso judicial, la sombra de la sospecha siempre queda sobre mi. Más teniendo en cuenta que las pocas absoluciones por denuncia falsa se dictan por el principio de “ante la duda, a favor del reo” y no porque haya quedado demostrada la falsedad de la denuncia puesto que no se suelen admitir las pruebas presentadas por el denunciado.

Expolio económico. Entre las medidas cautelares se me ha impuesto el mantener con una pensión compensatoria a quien me ha arruinado la vida con una denuncia falsa. Se me ha echado de mi casa pero se me obliga a seguir pagando la hipoteca mientras el uso y disfrute de la vivienda lo ostenta y detenta la falsa denunciante. Tras la condena además me veo obligado a indemnizar a la “víctima” por un daño que nunca la he producido. Etc......

Además usted ha pasado por la facultad de Derecho por lo que sus manifestaciones son imposibles de justificar alegando ignorancia sobre los aspectos jurídicos de esta cuestión.
Considerar “un coste soportable” las irregularidades y prevaricaciones que se están dando en los juzgados desde la promulgación de la Ley de violencia de género, e incluso antes, son un secreto a voces cuando no una protesta formal de muchos jueces y colegios de abogados.
Conculcar el principio de presunción de inocencia, juzgar sin que el acusado pueda defenderse por no estar siquiera presente en el juicio, prejuzgar en las comisarías, admisión de informes falsos a sabiendas de su falsedad, dirigir a las supuestas “víctimas” a centros privados, concesión de todo tipo de ayudas con dinero público a las supuestas “víctimas” etc., no son mas que algunas de las numerosas razones por las que sus palabras deben tener una consecuencia inmediata: SU DIMISIÓN.

Por todo lo expuesto, solicito su dimisión como Ministro de Justicia y presente públicamente sus disculpas ante los miles de afectados por denuncias falsas pues no somos “un coste soportable” como usted dice.

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